En los aledaños del barrio de Chueca se encuentra este coqueto restaurante con toques de bistrot parisino y alma francesa. Con una cocina basada en un producto de primera, su oferta es una clara apuesta mercado, con un carta fija bastante reducida que se completa con un buen manojo de ofertas fuera de ella y que van cambiando cada día en función de lo que la huerta, el mar o el campo ofrece. Caza, setas, trufa, verduras… lo mejor que se pueda obtener en cada momento, entra en la cocina de La Buena Vida.
A su vez, proponen un menú degustación con lo mejor del día, compuesto por tres entrantes, pescado, carne y postre que resulta muy recomendable para hacerse una idea de lo que en esta cocina se guisa.
Carta de vinos no excesivamente larga pero interesante, especialmente en el apartado de referencias francesas, y márgenes no excesivamente elevados. Comenzamos, por recomendación suya, con un Finca Malaveïna 2008 del Empordá, bueno pero un tanto excesivo para mi gusto (mucha madera y sobreextracción), y un muy buen M. Chapoutier Gigondas 2010 del sur del Ródano.
Peor suerte tuvimos con el servicio. Una sala abarrotada un viernes al mediodía, con la práctica totalidad de las mesas llegadas al mismo tiempo, hizo que se produjera un pequeño atasco en la cocina y que tardáramos más de lo deseable en comenzar la comida y que el tempo fuera en ocasiones demasiado lento. En cualquier caso tuvieron el detalle -que les honra- de disculparse constantemente por ello.
Mención especial merece el pan que realizan ellos mismos cada día con masa madre. Intensidad y aroma. Buenísimo.
JUDIONES GUISADOS CON CHORIZO Y PAPADA. El plato más flojo del menú. Legumbre un pelín dura con un caldo sin trabar, demasiado líquido. Un poco de reposo tras la cocción hubiera ayudado a asentar ese jugo.
ANGULAS DE MONTE. Excelente producto -como es norma en la casa-, tratado lo justo, un toque de ajo y guindilla, para dar lugar a un buen plato. Muchas veces, cuando se tiene una materia prima de esta calidad, es absurdo complicarse la vida.
HUEVO DE POLLITA CON CREMA DE PATATA Y TRUFA. Punto de inflexión en el menú. Un huevo magnífico, de los que trabaja Higinio Gómez, que corresponden a las primeras puestas de gallinas jóvenes, con un sabor como los de antaño, con una crema de patata ligada con un muy buen aceite de oliva virgen y una generosísima ración de trufa negra por encima. Magnífico conjunto.
ALCACHOFAS CONFITADAS CON BERBERECHOS. Si a una verdura tudelana de altísima calidad le sumamos una cocción pausada en aceite de oliva obtenemos una alcachofa de una terneza que se deshace en boca y que es puro sabor a campo. El acompañamiento de los berberechos queda ensombrecido por la genialidad del ingrediente principal.
RAYA A LA MANTEQUILLA NEGRA. Preparación tradicional francesa que brilla con luz propia. Pescado perfecto de punto y una salsa con un perfecto equilibrio entre grasa y acidez. A pesar de la presunta pesadez del conjunto, no satura y tiene cabida en un menú degustación como éste.
LIEBRE A LA ROYAL. La versión más clásica de esta cinegética preparación, con la carne deshilachada en vez de rellena con una farsa, resuelta de forma canónica: puro sabor a caza, a monte. Un must para los amantes de la caza.
TARTA DE QUESO. Sencillamente brutal. Una tarta de queso de libro: cremosa, sabrosa, con el dulzor justo… Magnífica. De lo mejor del menú.
TARTA TATÍN DE MANZANA. Una nueva preparación de base afrancesada bien resuelta. El punto ácido de la manzana y la crema de leche sin azucarar del fondo equilibran la caramelización del resto.
HELADO DE PEDRO XIMÉNEZ. Es de agradecer el empleo de buenas materias primas y, en este caso, el vino usado es de gran calidad. Y eso se aprecia en el resultado final. Buen helado.
Un menú que va de menos a más, con una apuesta que transmite pasión por el producto y por la cocina auténtica, con raíces.
LA BUENA VIDA
Conde de Xiquena, 8
28004 Madrid
Telf: +34 91 531 31 49
NO SOY OTRO GOURMET 