Can Ravell, una de las mantequerías (o tiendas gourmet, como las llaman los modernos) más reputadas y excelsas de la ciudad condal, esconde en su parte trasera uno de esos rincones secretos que tanto gustan a los aficionados a la gastronomía.
Debo su descubrimiento a los amigos Matoses, que hace un año dedicó un magnífico post, cargado de sentimiento y emoción, a esta legendaria mantequería de Barcelona, Lagerun y Espeto. Cuando voces tan autorizadas hablan tanto y tan bien de un lugar así, por algo será.
Una vez se traspasa esa esa línea que marca la frontera entre la tienda y el comedor, se llega a una pequeña estancia, de no más de treinta metros cuadrados, con mesas corridas de mármol, sillas de madera vintage y bancos comunales. Como ocurre en las farmacias, donde es en la parte trasera, en la rebotica, donde se cuece la esencia, es aquí donde de verdad se disfruta de Can Ravell.
El placer de poder desayunar unos huevos fritos, un rabo de toro, unos callos o una cap i pota, por citar algunos ejemplos, rodeado de excelsas botellas de Jerez, Alemania, Priorat, Champagne o los mejores destilados, no hay dinero alguno que lo pague.
Además de lo citado con anterioridad, en esta casa se borda la caza, los arroces y la cocina basada en el mejor producto. Un buen desayuno de forquilla siempre puede incluir unas buenas navajas, gambas rojas, las mejores carnes… Todo es posible en este colmado.
Cuando a todo esto le añadimos una oferta de vinos plagada de grandes etiquetas y añadas que se codean con una interesante selección de referencias low-cost, tenemos una combinación infalible.
ENSALADILLA RUSA. Pequeño abreboca a partir de la clásica preparación, en este caso más parca en mahonesa que en otros locales, pero con sabores muy nítidos e ingredientes perfectamente integrados. Muy buena.
HUEVOS FRITOS CON PATATAS Y JAMÓN IBÉRICO. La versión más comercial de esta preparación se presenta con unos huevos de corral “de los de verdad”, fritos de forma académica (con unas puntillas que ya querría mi señora madre para sus pañitos), y acompañados de unas muy buenas patatas fritas y un jamón Ibérico número uno.
HUEVOS FRITOS CON PAPADA Y PANCETA. Igual que en el caso anterior, huevos de gran calidad, con una fritura canónica, y aquí servidos con piezas de papada y panceta de cerdo (parece que confitada en aceite o manteca y finalmente dorada en la plancha) que son un canto a la melosidad y la lujuria. Pura gula.
Un auténtico templo de la gastronomía. Aquí el lujo no está en las paredes, en los suelos o en los techos; está en el plato y en la copa.
CAN RAVELL
Carrer Aragó, 313
08009 Barcelona
Telf: +34 93 457 51 14
Web: http://ravell.com